Así titula la biografía de Calvino, Alberto Royo. Me acercaré a ella procurando ser lo más fiel posible al autor.
Calvino nació en Noyon- Francia el 10 de julio de 1509, y murió en Ginebra, el 27 de mayo de 1564.
Calvino procedía de la clase media francesa, y su padre, un abogado, había comprado la licencia de la ciudad de Noyon, donde ejercía la práctica del derecho civil y canónico. Calvino nunca fue ordenado sacerdote de la Iglesia Católica: su formación giró fundamentalmente en torno al Derecho y las humanidades; no hizo ningún voto
Calvino se dirigía a la gente culta en todo momento, incluso cuando predicaba a las multitudes. Su estilo es clásico; razona sobre los sistemas y tiene un escaso sentido del humor; En vez de fustigar con una vara él utiliza el arma de la lógica aplastante y persuade con la autoridad del maestro, no con los insultos de un demagogo.
se puede considerar a Calvino como un escolástico; que proporciona una expresión articulada a los principios que Lutero ha arrojado de manera tormentosa sobre el mundo en sus vehementes mítines; y los “Institutos” tal como fueron dejados por su creador han permanecido desde entonces como la norma del Protestantismo ortodoxo de todas las Iglesias denominadas “Reformadas"
Su madre, Jeanne Le Franc, nacida en la diócesis de Cambray es mencionada como “bella y devota"; llevó a su hijito a varios santuarios y le educó como un buen católico. Por parte paterna, sus ancestros eran marineros. Su abuelo se estableció en Pont l´Evêque cerca de París, y tuvo dos hijos que se convirtieron en cerrajeros.; el tercero, Gerardo, se convirtió en procurador en Noyon y allí nacieron sus cuatro hijos y dos hijas.
Los cuatro hijos de Gerardo se convirtieron en sacerdotes y se les asignó a una parroquia a una edad muy temprana. Al Reformador se le asignó una a la edad de doce años, en la que se convirtió en párroco de San Martín de Marteville en Vermandois en 1527, y en 1529 de Pont l´Evêque.
el joven Juan estaba atravesando sus propias dificultades en la Universidad de París, donde su decano, Noel Bédier, se había enfrentado a Erasmo y hacía sentir su autoridad sobre Le Fèvre d´Etaples (Estapulenses), famoso por su traducción de la Biblia al francés. Calvino, un rigorista en el Colegio de la Marche, trabó conocimiento con este hombre (procedía de Picardía) y es posible que haya hojeado su comentario sobre San Pable en latín, fechado en 1512, el cual es considerado por Doumergue como el primer libro protestante escrito por un autor francés. Otra influencia en la misma dirección fue la de Corderius, el tutor de Calvino, a quien le dedicó posteriormente su anotación sobre la Epístola I a los Tesalonicenses, afirmando “si algo hay de bueno en lo que he publicado, te lo debo a ti". Corderius poseía un excelente dominio/estilo del latín, su vida era austera, y sus “Coloquios” le ganaron una fama duradera. Mas cayo bajo la sospecha de herejía, y mediante la ayuda de Calvino se refugió en Ginebra, donde murió en septiembre de 1564. Un tercer heraldo de las “nuevas Enseñanzas” fue Jorge Cop, médico de Francisco I, en cuya casa Calvino encontró acogida y pudo escuchar las discusiones religiosas que Cop alentaba. Y el cuarto fue Pedro-Roberto d´Olivet de Noyon, que también tradujo las Escrituras, nuestro joven hombre de letras, su sobrino, escribió (en 1535) un prefacio en latín del Antiguo Testamento y uno en francés - su primera aparición como autor nativo - del Nuevo Testamento.
Hacia 1527, cuando no contaba más de dieciocho años, la formación de Calvino se había completado en sus líneas maestras. Había aprendido a ser un humanista y un reformador. La “repentina conversión” a una vida espiritual a la que él se refiere no debe ser interpretado literalmente. nunca había sido un católico ferviente; pero las historias que circularon en un tiempo sobre su comportamiento disipado no tienen ningún fundamento; y por un proceso muy natural él se inclinó hacia el bando por el que su familia había tomado partido.
En 1531 se encuentra de nuevo en París. Wolmar le había enseñado griego en Bourges; aprendió hebreo de Vatable y mantuvo alguna relación con el erudito Budaeus. Sobre estas fechas fue impreso su comentario sobre “De Clementia” de Séneca. Sólo era un ejercicio de estudio, sin ninguna implicación/referencia política. Francisco I estaba, sin duda, tratando a los protestantes con dureza, y Calvino, que ya era doctor en Derecho en Orleans compuso, según cuenta la leyenda, un discurso sobre la filosofía cristiana que Nicholas Cop leyó el día de Todos los Santos de 1532, por el que tanto el escritor como el orador tuvieron que huir precipitadamente perseguidos por los inquisidores reales
Los líderes reformistas dictaban leyes desde el púlpito a sus partidarios, y este viaje resultó decisivo para el humanista francés, quien, aunque de naturaleza tímida e introvertida, se dedicó a una guerra sobre por escrito contra su propio soberano.
La disculpa de Calvino para dar lecciones a su rey se basaba en que se habían distribuido por todo el reino bandos que denunciaban a los reformistas como rebeldes. Francisco I no llegó a leer estas páginas, pero si lo hubiera hecho hubiera hallado en ellas una petición no de tolerancia, algo que el reformista despreciaba por completo, sino de renuncia al Catolicismo en favor del nuevo evangelio. Sólo podía haber una Iglesia verdadera, afirmaba el joven teólogo, por lo tanto los reyes deberían poner fin al papismo. Ginebra se sometió a su mandato teocrático y las Iglesias Reformadas aceptaron sus enseñanzas como infalibles.
Fue principalmente debido a su influencia que, en junio de 1537, se votaron los “artículos” que hacían hincapié en la comunión cuatro veces al año, el espionaje a los delincuentes, el establecimiento de una censura moral y el castigo de los insubordinados con la excomunión. Se confeccionó un catecismo infantil, que él compuso y que figura entre sus mejores escritos. La ciudad se dividió entonces entre los que “juraban” y los que “no juraban", ya que muchos se negaron a jurar/acatar los “artículos"; de hecho, nunca llegaron a ser aceptados por completo. Habían surgido una serie de interrogantes en los que Berna había tocado algunos puntos que Calvino juzgó irrelevantes. Se convirtió en una figura popular en los debates de Lausana defendiendo la independencia de Ginebra.
En cinco años se dictaron en Ginebra cincuenta y ocho sentencias de muerte y setenta y seis de destierro, además de numerosos autos de prisión de ciudadanos muy destacados. No podían liberarse de aquel yugo de hierro. En 1555 se intentó una especie de rebelión bajo la dirección de Ami Perrin. No se produjo derramamiento de sangre, pero Perrin fue derrotado y la teocracia de Calvino triunfó.
BIBLIOGRAFÍA:
https://infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/1002101232-a-los-12-ya-anos-era-parroco